Igualdad, reconocimiento y ejercicio efectivo de derechos

Cada 8 de marzo se conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos.

En marzo de 1908, las trabajadoras de una fábrica textil de la ciudad de Nueva York se declararon en huelga en reclamo de la reducción de la jornada laboral, igual salario por las mismas tareas y mejores condiciones de trabajo. Durante la huelga, se produjo en el edificio un incendio, que se atribuyó al dueño, como respuesta a la medida. Más de 120 mujeres murieron.

En 1910, en la segunda Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, en Copenhague, Dinamarca, por moción de la militante socialista Clara Zetkin, se proclamó oficialmente el 8 de marzo como el «Día Internacional de la Mujer Trabajadora», en recordación de las mujeres fallecidas.

En 1977, la Asamblea General de la ONU designó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

En las primeras décadas del siglo XXI, el movimiento de huelgas feministas se extendió y penetró en los lugares de trabajo, las escuelas y otros espacios. Hoy, ya es una marea que demuestra el potencial político de las mujeres que, con su trabajo, tanto pago como impago, sostienen al mundo.

Nos encontramos ante una crisis que no solo es económica, sino también política, ecológica y de la reproducción social, que agudiza la desigualdad, la pobreza y la violencia generalizada.
La lucha continúa en plena vigencia; la solidaridad es nuestra arma.

Entre los ejes que convocan a la movilización para este 8M, se encuentran:
* el reconocimiento por las tareas productivas y reproductivas que recaen sobre las mujeres e identidades feminizadas y contribuyen a la feminización de la pobreza;
* el cese de la violencia machista en contra de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries;
* la reforma judicial con perspectiva de género;
* la aplicación de la ley de ESI y el efectivo cumplimiento de la ley de IVE.

Desde la Sec. de ESI y Perspectiva de Género del IPS adherimos a estos reclamos, con la firme convicción de que la educación basada en derechos es un camino fundamental para que las reivindicaciones de los movimientos feministas sean una realidad para todxs.